Con el correr de los años la población de nuestras ciudades crece. En el caso de Viedma, duplicó su población entre los años 1988-1998 debido al proyecto de Traslado de la Capital, según el censo 2001 contaba con 47.000 habitantes y hoy en día se estima que son alrededor de 70.000. Este número llega casi a DUPLICARSE en la temporada estival, por el advenimiento del turismo.
Crece la gente, crecen las industrias, y también crece el consumo. En conclusión: crecen los residuos.
Si uno tuviera que hacerse cargo de sus propios residuos, probablemente la mayoría de la gente destinaría un lugar de su casa para éstos: el que disponga de terreno, podría desecharlos lo más lejos posible de la casa y dejarlos al aire libre para que los animales se alimenten, o enterrarlos en un pozo. Esta última idea no resultaría tan mala, ya que muchos de los residuos orgánicos de cocina como restos vegetales, frutas, cáscaras, yogures vencidos, papeles de cocina, yerba, te, cafe, etc. son muy buenos para la elaboración de abono orgánico y requieren una escasa intervención del hombre. La naturaleza sola se encarga de producir la degradación de estos residuos, devolviéndonos un excelente abono para nuestras plantas.
Pero ¿qué pasaría con las botellas plásticas o de vidrio, los cartones, las bolsas de nylon? Podríamos tener un galpón y acumularlas, pero en algún momento el lugar se acabaría. Podríamos enterrarlas también para que no se vean, pero lo cierto es que tardaría muchísimos años en alcanzar un nivel de degradación que nos permitiera disponer de más lugar para seguir enterrando. Además, afectarían la absorción de agua del suelo, al crear los plásticos una barrera impermeable y posiblemente nuestro sistema casero terminaría colapsando.
Si Ud. puede imaginarse lo engorroso que resultaría tener que hacernos cargo de nuestra propia basura, seguramente se le ocurrirán ideas de cómo reduciría dicha cantidad para no tener que lidiar con ella: una es el compostaje, como hablamos anteriormente; probablemente trataría de comprar bebidas en envase retornable, utilizar la menor cantidad de bolsas de nylon posibles y hacerse amigo de algún cartonero que le retire las cajas de papel y cartón utilizadas.
Si Ud. puede imaginarse esta situación, imagínese que ocurre lo mismo a nivel ciudad: nuestra basura no "desaparece" por colocarla en el cesto o en la vereda. Simplemente va a otro patio: el patio de nuestra ciudad. Y como todo patio, el espacio se termina, la tierra se impermeabiliza y los contaminantes se filtran a la tierra y a las napas de agua de donde nosotros consumimos.
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